NUEVA BODEGA EN LUNA ROSSA: EL RELICARIO DE LOS VINOS ITALIANOS
por Celso Vázquez Manzanares
Luna Rossa en la calle San Bernardo, 24 de Madrid, el restaurante napolitano con más solera de la capital, se renueva en esta primavera de 2025. Además de una actualización de su mobiliario, el establecimiento estrena una flamante bodega diseñada para albergar las múltiples referencias vinícolas que conforman su extensa carta de vinos italianos, unos de los mayores activos de su oferta.
Aparte de por su celebérrimo horno de leña -el primero que se construyó en Madrid al auténtico estilo de Nápoles- Luna Rossa es conocido, precisamente, por poner a disposición de su clientela en cada momento más de 80 vinos llegados de las regiones productoras italianas más destacadas. La mayoría de ellos pueden degustarse por copas gracias a la utilización del Coravín, un dispositivo que permite servir el vino sin descorchar la botella y manteniendo el líquido restante en atmósfera inerte. De hecho, Anna Carla Zucchini, la propietaria de Luna Rossa, insta a pedir cualquiera de la carta“aunque no esté incluido en el apartado ‘por copas’, porque seguramente podemos darle al cliente el capricho”.
CON ALMA DE CAMPANIA
El mayor orgullo de Luna Rossa es poder rendir honor a su tierra de origen, la Campania. Como zona vinícola puede presumir de ser la más antigua de Italia, con más de 3.000 años de producción a sus espaldas. Su ingente variedad de climas y terroirs , entre ellos muchos volcánicos, favorecen la diversidad y calidad de sus vinos.
Entre los viñedos de interior destacan los de Irpinia, donde la uva tinta aglianico y la blanca coda di volpe se expresan es todo su esplendor. De allí llega el excepcional tinto Taurasi Riserva DOCG, que sólo sale al mercado con un envejecimiento superior a 10 años , y el blanco Irpinia Coda di Volpe DOC, ambos de la bodega Perillo.
No muy lejos se producen los vinos de autor de bodega I Cacciagalli, como Mille, un vino natural cuya etiqueta Triple A avala la suprema calidad de este magistral ensamblaje de tres viníferas tintas propias de la Campania: Piedirosso, Aglianico y Pallagrello.
En la provincia de Benevento, un área que coincide en gran parte con la histórica región de Sannio, también se producen excelentes vinos tintos de aglianico y blancos de falanghina, una variedad muy aromática que puede vinificarse en versión espumoso. Pero la manifestación más sofisticada de esta uva blanca se cultiva en la caldera volcánica de Campi Flegrei, pegada a Nápoles. Una de las mejores referencias es Sette Vulcani, un blanco tranquilo monovarietal de falanghina de bodegas Salvatore Martusciello.
Al norte se ubica la DOCG Greco di Tufo, donde las cepas de uva greco nos procuran blancos muy minerales y afrutados como Giallo D’Arles, de la prestigiosa bodega Quintodecimo .
Estos y muchos otros vinos campanos, incluidos los peculiares spumanti (espumosos) de la DOCG Asprinio d’Aversa forman parte de la nómina líquida de la nueva y flamante bodega de Luna Rossa, donde esperan, en condiciones idóneas, el momento de su consumo.
LA VUELTA ENOLÓGICA A ITALIA
Sin restar protagonismo a Campania, todas las regiones productoras surten a Luna Rossa. De la Toscana importan vinos estructurados y longevos como los Chianti Classico DOCG, identificados en sus etiquetas con un gallo negro (gallo nero en italiano), o los Brunello di Montalcino DOCG, entre ellos el exquisito Argiano —elegido Vino del Año 2023 por la Wine Spectator con su añada 2018— y también Gianni Brunelli 2019, Capanna 2018 o Il Marroneto. Del mismo modo, adquieren vinos de parcelas singulares, como Baron’ Ugo Toscana Rosso IGT, de bodega Monteraponi.
Pero hay algunos especialmente sobresalientes, auténticas joyas procedentes de la zona, como es Tenuta San Guido 2015 Bolgueri Sassicaia DOC, el precursor de los conocidos como «supertoscanos», codiciados por coleccionistas e inversores.
Las bodegas que proveen a Luna Rossa están diseminadas por todo el país. En la región del “tacón” del mapa italiano, La Puglia, se ubica Cosimo Taurino, que produce un soberbio tinto Negroamaro Salento IGP. En Abruzzo, cuna de los mejores vinos de uva montepulciano, se encuentra la bodega Emidio Pepe, así como Valentini, elaboradora de Cerasuolo, un potente rosado resultante de vinificar en blanco la misma varietal.
De Verona, capital de Véneto, llegan varios vinos de la bodega Ca’ La Bionda; un Amarone della Valpolicella (70% uva corvina, 20% corvinone y 10% restante de rondinella y molinara) y un Valpolicella Ripasso llamado Malavoglia.
Junto a estas y otras rarezas, aguardan en los estantes barolos del Piamonte, entre los que sobresalen Ferdinando Principiano 2012 y Brico Boschis 2015; blancos de Le Marche (como Verdiccio Bucci Classico 2018 IGT, uno de los mejores del país); y un sinfín de opciones más para los amantes del vino.