‘Luna Rossa’, la pizzería más mítica del centro de Madrid.
Laura Sutil
Cuando un restaurante permanece abierto (y cosechando éxitos) en el centro de Madrid durante más de 25 años, todo lo que podamos decir a continuación probablemente se quede corto. Este es el caso de Luna Rossa, el italiano especializado en cocina napolitana que lleva desde 1994 imprimiendo carácter a la calle San Bernardo. Lo hace gracias a sus pizzas hechas en horno de leña y de estilo napoletano, la especialidad indiscutible de la casa. Pero, por supuesto, hay mucho más que descubrir…
Tal y como lo describe Anna Carla Zuchinni, segunda generación de la familia al frente de este local, Luna Rossa es ‘un restaurante italiano con alma napolitana’. Fue su padre quien hace ya más de dos décadas decidió montar esta casa de comidas al lado de Gran Vía. Él era un enamorado de la ciudad y Anna Carla también lo es. Por eso, este italiano tiene todo el rollo de taberna española de siempre, con un estilo rústico y detalles decorativos llegados de la zona sur de Italia. Además, el toque de color viene dado por unos azulejos especialmente diseñados para el restaurante y que quieren trasladarnos a la costa amalfitana no solo con el paladar, sino también con algunos de los emblemas de su cultura. Y precisamente de su cultura hablan algunos de los cuadros que se distribuyen a lo largo del espacio y que, con caricaturas, representan a algunos de los personajes más populares de esta región italiana.
‘El horno de leña es el corazón de Luna Rossa’, así lo sienten Carla y su equipo. Fue el primero de estas características que llegó a Madrid y se levantó con materiales recién traídos del país de la bota. ¿El objetivo? Que las pizzas fuesen lo más apegadas posible a esa realidad napolitana. Y sí, al probar éstas, constatamos que así es.
PIZZAS SÍ, PERO MUCHO MÁS
Ahora nos sentamos a la mesa para elegir dentro de su apetecible carta. Tenemos claro que la pizza va a caer pero antes vamos a abrir boca con unas cuantas alternativas que mantienen el italianismo bien alto. Unas sencillas Verduras al horno con Parmigiano pueden ser un buen comienzo. Además, nos sirven para entender que, aunque los productos con DOP llegan desde Italia, los frescos -verduras, carnes, pescados y mariscos- son del mercado local. En este plato se conjugan ambos. Después, un aperitivo en forma de tosta en el que nos invitan a probar un tesoro de la casa -solo disponible en temporada-: el tartufo procedente del norte de Italia y que laminan sobre nuestro entrante.
Para los meses de frío, Luna Rossa se guarda los platos más auténticos de la gastronomía napolitana, esos que no forman parte de nuestro imaginario. Es el caso de la Caldereta de marisco, un potentísimo fondo con toque picante y una oda al producto del mar aderezado con Tomate Piennolo, una variedad única cultivada en las faldas del Vesubio. Tras ello y, sin dejar de lado el marisco -que nos han dejado claro que aquí saben trabajarlo- llegan a la mesa sus Linguine con carabinero. Fantasía hecha plato gracias a una pasta especial procedente de la zona de Gragnano, preparada al dente y con una salsa de tomate y marisco que sabe a gloria. Éste es un fuera de carta que no siempre está pero si lo hay, no te lo pienses ni un minuto (¡haznos caso!).
Cerramos la comida, cómo no, con una de sus pizzas. Para vivir la full experience nada mejor que dejarse guiar y pedir ‘la más napolitana’ de las 25 que tienen disponibles. Esa es la Salsicce e friarelli con mozzarella fresca italiana, provola ahumada, salchicha tradicional napolitana y grelos previamente salteados con AOVE, ajos y guindilla. La masa es muy elástica, lleva su tiempo de fermentación y las prepara a diario Cristian, pizzaiolo de Luna Rossa y pareja de Anna Carla. Porque, ante todo, este sigue siendo un negocio familiar.
Mientras comemos no dejan de sonar algunos de los hits de la música italiana que todos conocemos: desde Laura Pausini a Albano pasando por Eros Ramazzotti. Y claro, metidísimos en ambiente, los vinos no podían tener otra procedencia que la obvia. A la propietaria le encanta la enología y eso se nota en su extensa carta y sus cuidadas referencias. Por ejemplo, llama la atención un vino espumoso de grifo que sirven para el aperitivo y que tienen en versión Proseco Blanco y también un Rosado propio de la zona de Venecia. Por supuesto, para maridar la comida, no dudes en pedir consejo y probar algunos de los caldos más especiales del país mediterráneo.
Y es que si algo consigue este mítico del callejero madrileño es hacernos sentir en una típica casa de comidas napolitana en la que incluso el café evoca ese rollo tan italiano que siempre nos apetece.
EL IMPRESCINDIBLE es, obviamente, que pruebes alguna de sus pizzas. Tal y como nos cuentan desde el restaurante, lo que las hace realmente especiales es la masa napolitana. Así que, dentro de sus 25 opciones, elige la que más te apetezca.
FÍJATE EN… el espejo que preside el fondo del salón de Luna Rossa. Lo compró el padre de la actual propietaria en el Rastro de Madrid justo antes de abrir el restaurante.